La participación de las elecciones del pasado 19J fue del 58,36%,
ligeramente superior a la del 2018, teniendo en cuenta que se celebraron
en solitario y que, por lo tanto, era de esperar una participación menor
que cuando coinciden con otros comicios autonómicos y generales. A pesar
de la ola de calor de los días anteriores, las múltiples fiestas
regionales, y las dificultades presentadas en la votación por correo los
andaluces optaron por reafirmar el rumbo político andaluz, aumentando
ligeramente la participación en un 1,8% respecto de las anteriores
elecciones del 2018.
El Partido Popular ganó las elecciones con 58 escaños, logrando la
mayoría absoluta y el mejor resultado de su historia en Andalucía. El
Partido Socialista obtuvo con 30 escaños su peor resultado en Andalucía,
es decir, perdió tres escaños con respecto a 2018. Vox alcanzó 14
escaños, dos más que en 2018 pero muy alejado de sus pretensiones. El
nuevo bloque a la izquierda del PSOE perdió fuerza y logró tan solo 5
escaños. Ciudadanos desapareció del Parlamento de Andalucía perdiendo 21
escaños absorbidos en su totalidad por el Partido Popular.
En resumen, Andalucía marcó tendencia electorales. A través de los
resultados de estas elecciones se ha podido observar que existe un
creciente atractivo por la política de gestión y que el aumento del
discurso moderado. Estabilidad que, tras estos comicios, puede estar vinculada a una posible consolidación del bipartidismo. Sin Ciudadanos
(la ciudadanía no suele apostar a caballo perdedor), con Podemos en
descenso y sin la participación de VOX a la hora de formar gobierno,
puede ser ocasión de preguntarnos si regresan las mayorías absolutas.