La devastación de los terremotos de magnitud 7,8 y 7,5 que sacudieron Turquía y Siria el 6
de febrero se produjo con nueve horas de diferencia. El epicentro del primer terremoto se ubicó en el sureste de Turquía, a unos 30 kilómetros de la ciudad de Gaziantep, a una profundidad de unos 20 kilómetros. Por otro lado, el segundo terremoto ocurrió al norte de Kahramanmara a una profundidad de 28 km. Por lo tanto, las áreas más afectadas son el sureste de Turquía (una de las regiones más pobres y menos desarrolladas del país) y el noroeste de Siria.. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, lo describió como «el peor desastre que ha vivido el país en el último siglo tras el terremoto de Erzincan de 1939».
En el caso de Turquía, es importante resaltar el contexto por el que atraviesa el país. En las elecciones de este año, el presidente se presenta a la reelección en una situación política muy tensa. Erdogan llegó al poder en 2002, recibido calurosamente por votantes hartos de la élite tradicional. Su primer gobierno se produjo en medio de una economía en auge, lo que le dio una mayoría dominante en las próximas elecciones. Sin embargo, el apoyo ha disminuido con el deterioro de la situación política, social y económica. Si bien los índices de aprobación mejoran ligeramente con cada movimiento importante de política exterior, como la acción militar contra los grupos kurdos en Siria, la estrategia muestra signos de fatiga.
En el caso de Siria, las autoridades han pedido la evacuación de edificios en áreas controladas por la oposición. Damasco ha anunciado la movilización del ejército para operaciones de búsqueda y rescate. También se anunció que la refinería de petróleo más grande del país tuvo que cerrar debido a daños estructurales. La ayuda internacional es una preocupación menor, pero las disputas sobre Israel son apremiantes. A petición de Damasco, el gobierno israelí ha anunciado que una misión de ayuda humanitaria operará en Siria. Si sucede, será la primera operación oficial y pública de un equipo de rescate israelí en un país árabe. Sin embargo, las autoridades sirias aseguraron que no buscan ayuda de
Israel, criticando a “Netanyahu por utilizar el desastre del terremoto para engañar a la opinión pública y ocultar su política de ocupación expansiva y agresiva”. «La situación en Siria es dramática… ciudades enteras se han venido abajo». Antes de los terremotos, Siria ya era el país con el mayor número de desplazados en el mundo.
En fin, el terremoto del pasado lunes, junto con los centenares de réplicas que ha tenido, ha provocado la peor catástrofe por causas naturales que el mundo haya conocido desde 2011, cuando un tsunami en Japón mató a 20.000 personas. El seísmo, que hizo temblar a 23 millones de residentes en países como Turquía, Siria, Egipto, Iraq, Líbano y Chipre. El número de víctimas mortales del terremoto ya supera los 36.000 muertos y los 85.000 heridos.