De la misma manera que lo hicieron la pólvora, el motor de combustión, la aviación y la bomba nuclear, la inteligencia artificial (IA) ya está cambiando la forma en que se libran las guerras y marcará el comienzo de una nueva era de guerra. La introducción de GPT-4, la introducción de los chats de Microsoft (Bing) y Google (Bard), o el desarrollo de imágenes Midjourney marcaron la primera democratización de una tecnología establecida desde hace mucho tiempo. Identificar objetivos, detener el movimiento del enemigo, desarrollar estrategias militares, simular batallas y logística militar son algunos ejemplos de tecnologías de drones autónomos. Estos son solo algunos de los numerosos usos que ya le han dado los principales ejércitos del mundo, tanto dentro como fuera del campo de batalla.
El Pentágono “ha acelerado el desarrollo de estas capacidades, especialmente desde la invasión de Ucrania”, afirma la investigadora Lauren Kahn, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) y autoridad en innovación de defensa y sus efectos en la seguridad global. El conflicto está actuando como una primera prueba de inteligencia artificial (IA) en un entorno de combate, con otras superpotencias militares como China, Rusia, el Reino Unido, India, Turquía e Israel están aumentando sus inversiones en esta tecnología.
El principal peligro que representa la inteligencia artificial para los humanos se muestra de acuerdo que coincide con los crónicas futuristas desbordadas de esta tecnología. Según un estudio militar, «dada su autonomía, estos sistemas podrían tomar decisiones contrarias a nuestra concepción de las reglas de la guerra o pérdidas aceptables», el principal riesgo que presenta la IA se debe al uso de algoritmos creados erróneamente que tienen el potencial de arrojar numerosas bajas civiles e incidentes de fuego amigo.
En fin, lo que está claro es que el aprendizaje automático ha comenzado a cambiar los ejércitos, sus inversiones y sus prioridades. Sin embargo, al ritmo al que avanza el desarrollo de la IA, es demasiado pronto para predecir la forma que tomará la guerra dentro de cinco o diez años. Lo que si es seguro, que cada vez, será una mejor herramienta para matar.
