El presidente, que encabeza el proyecto personal La República En Marcha, ayer obtuvo el 57,4% pero la verdad, es que dicho porcentaje de apoyo no fue a su favor, sino para frustrar a su rival Marine Le Pen, quien ha logrado los mejores resultados de la historia del ex Frente Nacional, hoy Agrupación Nacional, el partido ultranacionalista fundado, entre otros, por su padre Jean-Marie en los años setenta.
En esta segunda vuelta, Francia registró el mayor porcentaje de abstenciones (27,62%) desde las elecciones presidenciales desde 1969. Sin embargo, Macron es el primer presidente en ser reelegido en más de 20 años.
Uno de los desafíos más necesarios que se enfrenta el presidente es restaurar la confianza pública en la institución, defender explícitamente sus programas ambientales y defender políticas que pongan a las nuevas generaciones en el centro del proceso de toma de decisiones.
Después de estas elecciones, la polarización es visible en Francia, y el gran desafío al que se enfrenta Macron es a la construcción de una nación.
La noche electoral de ayer, además de dejar un gran alivio del débil «frente republicano» contra la extremista Le Pen y de la Unión Europea, también supuso el pistoletazo de salida para los próximos comicios legislativos del 12 y 19 de junio.